A
veces tenemos una que otra alegría una tristeza, pero eso no es para
desanimarnos ni mucho menos darnos por vencidos. Les contare una parte de mi
vida personal:
En
cierta ocasión estaba muy contento y con mi vocación estable por así decirlo y
como todo hay partes de nuestra vida que son puestas a prueba como en mi caso
la fe, mi vocación y mi familia , tuve
una semana muy agitada estuve en una subasta donde el trato no era muy adecuado
y el compañerismo no existía, en fin, tuve una mala semana en mi opinión.
Llegue al seminario y las cosas se empeoraron exámenes, exposiciones , ensayos
mi mente no resistía y para completar problemas económicos y de hogar , que
apuro no, tenía la autoestima tan baja que pensé en retirarme ya que la vida
afuera como laico es más fácil y menos complicada estuve a punto pero antes de
decidirlo se lo comenté a un amigo de seminario y luego al padre guía , mi
amigo se lo comento a todo el curso y uno a uno me fue hablando y me fue
animando pero mi autoestima estaba baja , luego los formadores y el rector me
hablaron que solo hay que ser fuerte porque Dios pone pruebas para poderlas
superar con paciencia y humildad en un dado caso pensé lo siguiente:
v Solo hay dos
opciones, una tirar la toalla y la otra secarse y seguir adelante.
v Es mejor cerrar los
ojos y seguir adelante
v Dios no talla
vidrios solo piedras preciosas
v A veces las
personas lloran no porque sean débiles sino porque llevan mucho tiempo siendo
fuertes
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