jueves, 23 de mayo de 2013

23/05/1990

si como ya saven hoy es mi cumpleaños gracias

LA ENCEÑANZA DE DON RAMON



Esta es la narración de un señor que pone a pensar a más de uno sobre todo cuando cuenta lo que ha vivido, estimado lector bromea bien estas palabras:
El señor Ramón me cuenta todo sobre sus años y me conto como conoció a Dios y fue asi; mis penas no las oculto porque cristo ya las sabe y con gozo las acepto, el día más grande de mi vida fue el día que conocí a Dios y cambie el trabajo de rutina para dedicarme a Dios, lo que hice de pequeño era trabajar ordenado y pendiente de la finca pero tuve una ilusión sincera, y Dios me cambio la vida, tengo salud, dinero, comida y una familia irrevocable y solo a Dios le doy las gracias , todos os días lo visito en mi corazón y le cuento mis cosas y pronto las veo resueltas, muchas veces sin pedirlo. Es obra del DIOS divino donde no alcanzan mis fuerzas entonces vuelvo el otro día y están hechas como paso con San Isidro, en circunstancias como estas, es de quedarse sin palabras pero nos tiene que retumbar en la cabeza esto: nosotros somos un termómetro y nuestra fe es el líquido que indica la temperatura de nuestra creencia, yo te pregunto ¿Cuál ES EL GRADO DE TU FE? 

Hijos escuchen la enseñanza de un padre estén atentos para conocer la verdad   proverbios 4-1

domingo, 5 de mayo de 2013

UNA CAIDA Y UNA LEVANTADA




A veces tenemos una que otra alegría una tristeza, pero eso no es para desanimarnos ni mucho menos darnos por vencidos. Les contare una parte de mi vida personal:

En cierta ocasión estaba muy contento y con mi vocación estable por así decirlo y como todo hay partes de nuestra vida que son puestas a prueba como en mi caso la fe,  mi vocación y mi familia , tuve una semana muy agitada estuve en una subasta donde el trato no era muy adecuado y el compañerismo no existía, en fin, tuve una mala semana en mi opinión. Llegue al seminario y las cosas se empeoraron exámenes, exposiciones , ensayos mi mente no resistía y para completar problemas económicos y de hogar , que apuro no, tenía la autoestima tan baja que pensé en retirarme ya que la vida afuera como laico es más fácil y menos complicada estuve a punto pero antes de decidirlo se lo comenté a un amigo de seminario y luego al padre guía , mi amigo se lo comento a todo el curso y uno a uno me fue hablando y me fue animando pero mi autoestima estaba baja , luego los formadores y el rector me hablaron que solo hay que ser fuerte porque Dios pone pruebas para poderlas superar con paciencia y humildad en un dado caso pensé lo siguiente:
v  Solo hay dos opciones, una tirar la toalla y la otra secarse y seguir adelante.
v  Es mejor cerrar los ojos y seguir adelante
v  Dios no talla vidrios solo piedras preciosas
v  A veces las personas lloran no porque sean débiles sino porque llevan mucho tiempo siendo fuertes

sábado, 4 de mayo de 2013

DIA DE LAS MADRES




Esta frase es muy utilizada por todos especialmente en mayo, era un 11/05/2012 me encontraba en el seminario, era el único seminarista por los momentos. Estaba con el padre LUIS HOMERO y la que atiende la cocina con sus hijas en fin, una de ellas le dice: “Feliz día de las madres” yo ya te he hecho un regalo para que tú te sientas orgullosa de mi y te lo voy a dar en la tarde. El padre toma la palabra y dice algo que me llamo la atención, de que vale un regalo si no cambias tu forma de actuar y de tratar a tu mama, el mejor regalo para tu mama es ayudarla en el trabajo cuando no tengas nada que hacer, ese sería el mejor regalo, en mi mente rodo esa sugerencia ¿Por qué esperamos que llegue el mes de mayo para acordarnos de nuestra madre’? en mi opinión todos los días son de la madre, del padre, dela familia, y el más importante el día del SEÑOR, y no  digo que sean regalos sino los gestos y obras por solo casualidad te has preguntado ¿ QUE TANTO VALORO AMI FAMILIA Y AMI MISMO?  No sería correcto decir te amo señor y vivir en mi mundo de divisiones como odio, discordia, etc.
Escucha hijo mío, los consejos de tu padre y madre proverbios 1-8


La sagrada Eucaristía es un Misterio de fe



 Ante todo queremos recordar una verdad, por vosotros bien sabida, pero muy necesaria para eliminar todo veneno de racionalismo; verdad, que muchos católicos han sellado con su propia sangre y que celebres Padres y Doctores de la Iglesia han profesado y enseñado constantemente, esto es, que la Eucaristía es un altísimo misterio, más aún, hablando con propiedad, como dice la sagrada liturgia, el misterio de fe. Efectivamente, sólo en él, como muy sabidamente dice nuestro predecesor León XIII, de feliz memoria, se contienen con singular riqueza y variedad de milagros todas las realidades sobrenaturales.

Luego es necesario que nos acerquemos, particularmente a este misterio, con humilde reverencia, no siguiendo razones humanas, que deben callar, sino adhiriéndonos firmemente a la Revelación divina.
San Juan Crisóstomo, que, como sabéis, trató con palabra tan elevada y con piedad tan profunda el misterio eucarístico, instruyendo en cierta ocasión a sus fieles acerca de esta verdad, se expresó en estos apropiados términos: «Inclinémonos ante Dios; y no le contradigamos, aun cuando lo que Él dice pueda parecer contrario a nuestra razón y a nuestra inteligencia; que su palabra prevalezca sobre nuestra razón e inteligencia. Observemos esta misma conducta respecto al misterio [eucarístico], no considerando solamente lo que cae bajo los sentidos, sino atendiendo a sus palabras, porque su palabra no puede engañar».

Idénticas afirmaciones han hecho con frecuencia los doctores escolásticos. Que en este sacramento se halle presente el cuerpo verdadero y la sangre verdadera de Cristo, no se puede percibir con los sentidos —como dice Santo Tomás—, sino sólo con la fe, la cual se apoya en la autoridad de Dios. Por esto, comentando aquel pasaje de San Lucas 22, 19: «Hoc est corpus meum quod pro vobis tradetur», San Cirilo dice: «No dudes si esto es verdad, sino más bien acepta con fe las palabras del Salvador: porque, siendo Él la verdad, no miente».


Por eso, haciendo eco al Docto Angélico, el pueblo cristiano canta frecuentemente: Visus tactus gustus in te fallitur, sed auditu solo tuto creditur: Credo quidquid dixit Dei Filius, Nil hoc Verbo veritatis verius. [«En ti se engaña la vista, el tacto, el gusto; sólo el oído cree con seguridad. Creo lo que ha dicho el Hijo de Dios, pues nada hay más verdadero que este Verbo de la verdad»].
Más aún, afirma San Buenaventura: «Que Cristo está en el sacramento como signo, no ofrece dificultad alguna; pero que esté verdaderamente en el sacramento, como en el cielo, he ahí la grandísima dificultad; creer esto, pues, es muy meritorio».

Por lo demás, esto mismo ya lo insinúa el Evangelio, cuando cuenta cómo muchos de los discípulos de Cristo, luego de oír que habían de comer su carne y beber su sangre, volvieron las espaldas al Señor y le abandonaron diciendo: «¡Duras son estas palabras! ¿Quién puede oírlas?». En cambio Pedro, al preguntarle el Señor si también los Doce querían marcharse, afirmó con pronta firmeza su fe y la de los demás apóstoles, con esta admirable respuesta: «Señor, ¿a quién iríamos? Tú tienes palabras de vida eterna».

Y así es lógico que al investigar este misterio sigamos como una estrella el magisterio de la Iglesia, a la cual el divino Redentor ha confiado la Palabra de Dios, escrita o transmitida oralmente, para que la custodie y la interprete, convencidos de que aunque no se indague con la razón, aunque no se explique con la palabra, es verdad, sin embargo, lo que desde la antigua edad con fe católica veraz se predica y se cree en toda la Iglesia.
Pero esto no basta. Efectivamente, aunque se salve la integridad de la fe, es también necesario atenerse a una manera apropiada de hablar no sea que, con el uso de palabras inexactas, demos origen a falsas opiniones —lo que Dios no quiera— acerca de la fe en los más altos misterios. Muy a propósito viene el grave aviso de San Agustín, cuando considera el diverso modo de hablar de los filósofos y el de los cristianos: «Los filósofos —escribe— hablan libremente y en las cosas muy difíciles de entender no temen herir los oídos religiosos. Nosotros, en cambio, debemos hablar según una regla determinada, no sea que el abuso de las palabras engendre alguna opinión impía aun sobre las cosas por ellas significadas».

SOBRE LA DOCTRINA Y CULTO DE LA SAGRADA EUCARISTÍA



1. El misterio de fe, es decir, el inefable don de la Eucaristía, que la Iglesia católica ha recibido de Cristo, su Esposo, como prenda de su inmenso amor, lo ha guardado siempre religiosamente como el tesoro más precioso, y el Concilio Ecuménico Vaticano II le ha tributado una nueva y solemnísima profesión de fe y culto. En efecto, los Padres del Concilio, al tratar de restaurar la Sagrada Liturgia, con su pastoral solicitud en favor de la Iglesia universal, de nada se han preocupado tanto como de exhortar a los fieles a que con entera fe y suma piedad participen activamente en la celebración de este sacrosanto misterio, ofreciéndolo, juntamente con el sacerdote, como sacrificio a Dios por la salvación propia y de todo el mundo y nutriéndose de él como alimento espiritual.



Porque si la Sagrada Liturgia ocupa el primer puesto en la vida de la Iglesia, el Misterio Eucarístico es como el corazón y el centro de la Sagrada Liturgia, por ser la fuente de la vida que nos purifica y nos fortalece de modo que vivamos no ya para nosotros, sino para Dios, y nos unamos entre nosotros mismos con el estrechísimo vínculo de la caridad.
Y para resaltar con evidencia la íntima conexión entre la fe y la piedad, los Padres del Concilio, confirmando la doctrina que la Iglesia siempre ha sostenido y enseñado y el Concilio de Trento definió solemnemente juzgaron que era oportuno anteponer, al tratar del sacrosanto Misterio de la Eucaristía, esta síntesis de verdades:
«Nuestro Salvador, en la Ultima Cena, la noche en que él era traicionado, instituyó el sacrificio eucarístico de su cuerpo y sangre, con el cual iba a perpetuar por los siglos, hasta su vuelta, el sacrifico de la cruz y a confiar así a su Esposa, la Iglesia, el memorial de su muerte y resurrección: sacramento de piedad, signo de unidad, vínculo de caridad, banquete pascual, en el cual se come a Cristo, el alma se llena de gracia y se nos da una prenda de la gloria venidera».
Con estas palabras se enaltecen a un mismo tiempo el sacrificio, que pertenece a la esencia de la misa que se celebra cada día, y el sacramento, del que participan los fieles por la sagrada comunión, comiendo la carne y bebiendo la sangre de Cristo, recibiendo la gracia, que es anticipación de la vida eterna y la medicina de la inmortalidad, conforme a las palabras del Señor: «El que come mi carne y bebe mi sangre tiene la vida eterna y yo le resucitaré en el último día».
Así, pues, de la restauración de la sagrada liturgia Nos esperamos firmemente que brotarán copiosos frutos de piedad eucarística, para que la santa Iglesia, levantando esta saludable enseña de piedad, avance cada día más hacia la perfecta unidad e invite a todos cuantos se glorían del nombre cristiano a la unidad de la fe y de la caridad, atrayéndolos suavemente bajo la acción de la divina gracia.