Eucaristía y Sacerdocio:
Los ministerios comienzan con el evangelio que
es base fundamental de toda vida consagrada y como centro de su ministerio la
eucaristía, con el mandato de “haced esto en memoria mía” pronunciadas por
Jesucristo que se repiten y se viven en cada celebración de la santa misa.
En esta
celebración se da testimonio de amor y amistad que Cristo nos quiere transmitir
para que sintamos su profundo amor en nosotros, Él se entregó solo por
amor y confió en los hombres para que su
palabra llegara a todos los pueblos, los apóstoles fueron confiando la iglesia
a los obispos y sacerdotes, el gran sacramento de nuestra fe y así poder estar
siempre en el corazón de la humanidad.
Culto del misterio eucarístico:
El gran misterio de la eucaristía es vivirla a toda plenitud,
Dios nos entregó a su único hijo para el que creyera tuviera vida eterna , las
palabras pronunciadas en el cenáculo son sin duda la firmeza del nuevo pacto
entre Dios y los hombres y para tenerlas en cuenta cada día las pronunciamos en
la aclamación litúrgica “anunciamos tu muerte
proclamamos tu resurrección ven señor Jesús” como afirmación de fe en él, por lo tanto la
enseñanza del redentor fue amar hasta el extremo. Por eso se le da lugar a toda
solemnidad para adorar al creador “Dios”,
al redentor “Cristo”, al consolador “Espíritu Santo”, a este respecto merece
la solemnidad del Corpus Chisti, en
un acto público, es decir litúrgico.
Eucaristía e iglesia:
La eucaristía construye dentro de cada persona una
iglesia viva donde habita Cristo, esta se forma al recibir el cuerpo y sangre
del redentor, que es prenda de un nacimiento indestructible allí entran los
guardianes de la obra salvífica de Cristo para obsequiar el banquete dejado por
él, para que el pueblo de Dios se acerque a su presencia y experimente el amor
infinito de Dios.
Eucaristía, caridad y prójimo:
El vivir en presencia de Dios es estar construyendo
el reino eterno en la tierra y aceptar su voluntad como lo hizo Cristo “mi padre sigue obrando todavía y por eso yo obro también” la
caridad y fraternidad están íntimamente unidas, por lo cual la humanidad debe
ponerla en práctica porque el amor nace en nosotros por medio de la eucaristía,
lo cual estamos llamados a ser fruto
vivo de la perfección del padre y esa
bondad hay que reflejarla en el prójimo como Cristo, él solo nos miró con ojos
de amor y nunca nos reprochó por nuestras fallas y si adaptamos los mismos ojos
de Cristo entonces seremos sus discípulos .
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