sábado, 27 de abril de 2013

El Misterio Eucarístico en la Vida de la Iglesia y del Sacerdocio.




Eucaristía y Sacerdocio:
 Los ministerios comienzan con el evangelio que es base fundamental de toda vida consagrada y como centro de su ministerio la eucaristía, con el mandato de “haced esto en memoria mía” pronunciadas por Jesucristo que se repiten y se viven en cada celebración de la santa misa.

En esta celebración se da testimonio de amor y amistad que Cristo nos quiere transmitir para que sintamos su profundo amor en nosotros, Él se entregó solo por amor  y confió en los hombres para que su palabra llegara a todos los pueblos, los apóstoles fueron confiando la iglesia a los obispos y sacerdotes, el gran sacramento de nuestra fe y así poder estar siempre en el corazón de la humanidad.
Culto del misterio eucarístico:
El gran misterio de la eucaristía es vivirla a toda plenitud, Dios nos entregó a su único hijo para el que creyera tuviera vida eterna , las palabras pronunciadas en el cenáculo son sin duda la firmeza del nuevo pacto entre Dios y los hombres y para tenerlas en cuenta cada día las pronunciamos en la aclamación litúrgica “anunciamos tu muerte proclamamos tu resurrección ven señor Jesús  como afirmación de fe en él, por lo tanto la enseñanza del redentor fue amar hasta el extremo. Por eso se le da lugar a toda solemnidad para adorar al creador “Dios”, al redentor “Cristo”, al consolador “Espíritu Santo”, a este respecto merece la solemnidad del Corpus Chisti, en un acto público, es decir litúrgico.
Eucaristía e iglesia:
La eucaristía construye dentro de cada persona una iglesia viva donde habita Cristo, esta se forma al recibir el cuerpo y sangre del redentor, que es prenda de un nacimiento indestructible allí entran los guardianes de la obra salvífica de Cristo para obsequiar el banquete dejado por él, para que el pueblo de Dios se acerque a su presencia y experimente el amor infinito de Dios.
Eucaristía, caridad y prójimo:
El vivir en presencia de Dios es estar construyendo el reino eterno en la tierra y aceptar su voluntad  como lo hizo Cristo “mi padre sigue obrando todavía y por eso yo obro también” la caridad y fraternidad están íntimamente unidas, por lo cual la humanidad debe ponerla en práctica porque el amor nace en nosotros por medio de la eucaristía, lo cual estamos llamados  a ser fruto vivo de la perfección del padre  y esa bondad hay que reflejarla en el prójimo como Cristo, él solo nos miró con ojos de amor y nunca nos reprochó por nuestras fallas y si adaptamos los mismos ojos de Cristo entonces seremos sus discípulos .

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