Empezando el seminario en el año de propedéutico yo tenía una
camándula que nunca la soltaba, en unas de las salidas mi sobrino de dos años
de edad me la quito y me dio la de él, yo no le preste mucha atención al
regresar del seminario me toco dirigir el rosario y note que le faltaba una
pepita , que no eran 10 sino 9 en el momento me hice el loco y no le preste
mucha atención , pero me daba pena prestarla ya que está incompleta y como toda
persona somos perfeccionistas, algunos me llamaban envidioso, pero algo paso
que dio una forma de ver las cosas, en las predicaciones de diciembre me llamo
la atención una lectura de una vasija era imperfecta pero cumplía con su
función en ese momento se me vino a la cabeza la camándula y la aprecie aún más porque con sus defectos
cumple con su función así somos nosotros
pero será que todos si cumplimos nuestra función te lo dejo de tarea.
Descubre tu verdadera medida Santa
Hildegarda
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