HOGAR SAN PABLO
Esta es una vivencia de mi primer pastoral de caridad y
servicio y me toco en un ancianato, durante ese tiempo pude adquirir sabiduría
que a los jóvenes tanto necesitamos, una mañana hablando con mi amigo Remigio
que solo tiene 75 años de edad pude analizar nuestra fe y nuestra vida y tuve
esta conclusión: Feliz es el viejo que
puede decir casi no veo, pero eso no importa, veo la luz de la fe, las grandezas
de DIOS, casi no oigo, no importa ¿acaso los hombres dicen algo bueno? Oigo en
mi interior la llamada de Dios que me llama a la oración eso basta para mí, ya
no me sirven las piernas para nada valgo, no importa cuando tienes alas de
querubín para volar a Dios, que importa la enfermedad del cuerpo cuando tienes
el gran médico y lo ves curar con tanta dulzura nuestra alma llena de lacras y
pecados pasados, alegres los años del anciano que solo llora sus pecados y vive
en la esperanza del perdón y ama la soledad en la que encuentra a Dios, te
pregunto joven lector ¿ se es viejo o
joven para amar a Dios?.
Ahora no digo feliz la vejez, sino feliz el hombre joven o
viejo que ha llegado a amar, a vivir solo de cristo, si pudiéramos entender y
dejarnos ayudar por un anciano no seguiríamos equivocándonos , porque de los
errores del pasado se construye una vida mejor en el futuro.
Hijo mío, si los
pecadores quieren arrastrarte no lo sigas proverbios 1-10
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